¡Luces! ¡Cámara! ¡Acción!
Había una vez una niña que podía volar. Se llamaba Simone Biles. Simone era gimnasta. La mejor en toda la historia de Estados Unidos. Cuando Simone empezaba su rutina, la gente no le podía quitar los ojos de encima. ¡Era rapidísima, muy fuerte, superflexible y sumamente ágil! Volaba por los aires con mucha gracia y velocidad, haciendo giros y piruetas, y siempre lograba aterrizajes perfectos.
Simone empezó a practicar gimnasia a los seis años. A los 18 había ganado tantas medallas que cuando viajó a las Olimpiadas de Río, la gente esperaba que ganara cinco.
Un día, una periodista le preguntó:
-¿Cómo lidias con tanta presión?
-Intento no pensar en ello. Por ahora, mi meta es ser consistente en las barras asimétricas.
-¿Y qué hay de ganar una medallas de oro?
-Las medallas no pueden ser metas- contestó Simone con una sonrisa-. Es como dice mi madre <<Si dar lo mejor de ti te hace salir primera, ¡genial! Si significa terminar en cuarto lugar, también es genial.>>
La madre de Simone la adoptó cuando tenía tres años, y desde entonces le enseñó que ser humilde y dar lo mejor de sí era la única forma de llevar una vida con sentido e inspirar a gente a su alrededor.
En las Olimpiadas de Río, Simone ganó cinco medallas, ¡y cuatro fueron de oro!
"Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes"
Espero que os haya gustado tanto como a mí hacerlo.
Rachel
2 Comentarios
Flipante!!!!
ResponderEliminar¡Gracias, Tanya!
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